En un contexto de permanentes cambios de paradigmas en el campo de la representación política, la comunicación de gobierno y la comunicación e interacción de los ciudadanos a través de las múltiples plataformas digitales, constituyen un elemento central en las democracias modernas.
La inmediatez en la propagación de la información obliga a los gobiernos, funcionarios y actores políticos a establecer como prioridad la comunicación en las acciones de gobierno y de impacto social o mediático. La sociedad de la información en conjunción con las redes sociales ha transformado la linealidad en las estrategias y programas de comunicación de gobierno tradicionales.
La interrelación permanente entre gobierno, medios de comunicación y la irrupción de nuevos formadores de opinión, obligan a los gobiernos y sus representantes a diseñar una estrategia permanente de anticipación o prevención de comportamientos sociales.